Profr. Evaristo Velasco Álvarez
Por la inclinación del eje terrestre, la configuración del espacio, la diversidad de la fauna y la flora y la posición del espacio entre norte y sur y por la proximidad de aguas marinas, lacustres o pluviales, nuestro planeta y las circunstancias climatológicas se ven perfectamente acomodadas, con una regularidad asombrosa que permitió que nuestros ancestros pudieran predecir los momentos idóneos para la plantación, siembra, recolección y reacomodo de los productos agrícolas, así como los tiempos más adecuados para cualquier otra actividad humana.
Las principales ciudades de todo el mundo se hicieron a las orillas del mar o de alguna fuente permanente de agua y las viviendas se fueron adecuando también a las características del espacio, después de que los primeros pobladores buscaron refugio en cuevas; construyendo con piedras, árboles, palos, pasto e inclusive hielo. Crearon grandes aglomerados en donde se desarrollaron los idiomas.
Ahora nos encontramos que el “PROGRESO” ha motivado que la superficie de los espacios habitados por humanos, esté cubierta de concreto, quitando espacio a los árboles y a las superficies otrora dedicados a la agricultura y a la ganadería; lo que ha generado un fuerte cambio en el ciclo del agua, y, con ello, de la temperatura, de la fauna y la flora, de las actividades humanas. Por ejemplo ahora tenemos métodos de calefacción o de enfriamiento artificiales, pero al exterior (intemperie), la temperatura se ha vuelto extrema.
Hoy comienza el periodo llamado VERANO, con el solsticio de ese nombre, en donde tendremos los días más largos del año, lo que nos redundará en mayor temperatura, y con ello, miles de problemas para los menos protegidos del sistema, así como a los niños y los adultos mayores.
Pero nosotros mismos hemos generado estas condiciones, con ciudades desprovistas de árboles, con la tala inmoderada de los bosques, con la extensión de las actividades humanas hasta más allá de la media noche, lo que genera mayor consumo de electricidad y por consecuencia, mayor utilización de los productos que nos generan electricidad; y sin árboles suficientes, no hay lluvias abundantes ni polinización ni oxigenación y la polución y excesos de basura, nos indican que estamos destruyendo nuestra casa la Tierra.
Juzgo entonces que provoquemos revertir el daño, plantando árboles (por lo menos 1 por persona), así como utilizar la electricidad en actividades domésticas regulares, solo hasta las 22:00 h; porque si hacemos esto estaremos procurando ¡Que viva México!
velasco_alvarez@yahoo.com
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