PABLO BARATINI DESDE VALPARAÍSO CHILE
El libro Efímero, del escritor Gabriel Ávila, es una novela que su trama se desarrolla en el municipio de Cómala, Colima, México, al inicio del siglo decimonónico y trata varios temas como son: la homosexualidad, el amor, la política, el tráfico de influencias, y el poder económico.
Es ágil la lectura, te atrapa y tiene un desenlace inesperado. A continuación, los comentarios de este servidor en la presentación de esta novela, que se llevo a cabo en la ex hacienda Nogueras, del municipio de Cómala, Colima, el día 19 de abril.
“La escritura; es la flor de la
creación; Por eso, la abeja
simboliza, la elocuencia, la
escritura y la inteligencia”
El día de hoy nos encontramos reunidos para exaltar la creación, la elocuencia y la inteligencia. Y no para rendir culto a la personalidad de Gabriel Ávila, por eso solo diré que Gabriel es una gran abeja.
Dos puntos importantes de la actualidad, se manejan en esta obra: la homosexualidad y el amor. Según Platón, cuando aparece la primera raza humana sobre la tierra, estos seres eran andróginos.
Estaban dotados de una fuerza tan prodigiosa, que habiendo emprendido la guerra contra los dioses los pusieron en grave apuro. Indignado Júpiter, iba a exterminarlos, pero habiéndose aplacado su cólera, se contentó con debilitarlos, dividiendo a cada individuo en dos seres; hombre y mujer.
Por otro lado, tenemos que al AMOR: Los antiguos lo representaban bajo muchas y diversas formas. Según Platón, el Amor fue hijo de la pobreza: Simónides dice que es hijo de Marte y de Venus, y Safo los define por padres al Cielo y la Tierra. Otros autores sostienen que nació del caos y de la tierra; del aire y de la noche.
Ordinariamente se le representa bajo la figura de un hermoso niño alado, desnudo, de carnes frescas y sonrosadas, con los ojos vendados, un arco a la espalda, un carcax lleno de flechas en uno de sus costados y con una antorcha encendida en la mano.
Teodosio, en su teogonía, y Gil Giraldi, en el tratado dé los Dioses, traen interesantes detalles del nacimiento, los hechos y el simbolismo de este dios; de los que se deduce, que los antiguos representaron dos clases de amor, para simbolizar que no existe nada en el mundo que sea bueno en sí, y que no pueda llegar a ser criminal en manos de los embusteros. Por esto, decían que era hijo de Venus, para simbolizar que no hay nada que sea tan espiritual y tan puro como el Amor. Considerándolo desde este punto de vista, creían que este poderoso dios era fuente inagotable de gracias y de beneficios. Concedía el bien y la honestidad, ponía en paz a los hombres, trocaba las rústicas maneras en los más finos modales, aplacaba las discordias uniendo los corazones, inclinaba a la dulzura, consolaba a los afligidos, devolvía la energía a las almas abatidas y hacía, en una palabra, que la vida fuera dichosa y agradable a los mortales.
Por su parte Zenón le llama dios de paz y de amistad, de libertad, de concordia, de dicha y consolación y, por último, de la ciencia y de la virtud, afirmando, en conclusión, que este dios es un tesoro perfecto que posee todas las virtudes.
Se le hacia hijo del Cielo y de la Tierra, para simbolizar que es necesario que el Cielo inspire el amor de nuestros corazones, o para expresar el poderío de esta irresistible inclinación que unos han buscado en los otros, y otros en Dios mismo. Se le representaba bajo la figura de un hermoso niño, para hacer ver que todo debe empezar por él, porque el amor es el primer paso que abre el camino de todas las grandezas, así como la infancia es la primera edad de la vida. Se halla desnudo, para simbolizar que no necesita nada de nadie, para llegar á la consecución del objeto que se promete, y que le bastan su simplicidad y sus fuerzas para la realización de todas sus empresas. Se le pone una venda delante dé los ojos, para demostrar que es inmortal, y que únicamente se debe á sí mismo todo lo que inventa; y, por último, su antorcha nos enseña que el amor ilumina todas las cosas, así como sus flechas expresan esa elocuencia irresistible con que atrae los corazones y los conduce a la fe.
El Amor, pues, es un sentimiento necesario e inherente a la humana naturaleza. En el hombre reflexivo va siempre acompañado del afecto hacia sus semejantes: ciego, es incapaz de labrar la felicidad; legítimo, no puede ser nunca vituperable.
hacia la escritura y las bellas letras,
Gramática y Oratoria, ya que el arte
del buen escribir y el buen hablar
nos hará libres”
Es cuanto.
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