Profr. Evaristo Velasco Álvarez
Cada día que pasa me doy cuenta del “AVANCE DEL PROGRESO”, y del crecimiento imparable de mi ciudad. Para 1951 (cuando nací) la ciudad no pasaba de 250,000 habitantes, y la ciudad no estaba aun cubierta con calles encementadas (pavimentadas); con aceras de tierra, y la ciudad apenas si alcanzaba a llegar al primer anillo de circunvalación (Ya tenemos tres anillos). Había muchos mezquites y algunos eucaliptos y teníamos huertas de árboles frutales (naranjos, membrillos, duraznos, guayabos, limoneros y pirules a la orilla del río de ese nombre. Y en la alameda, en la colonia Héroes (del otro lado de las vías del tren), había muchos álamos grandes y frondosos, dándole a la ciudad un toque de provincia chica y de frescura.
Por las colonias Altavista y Miravalle (nacientes entonces), las calles eran de tierra y era muy común que por las tardes las señoras regaran el frente de sus casas y ponían algún petate o algún tapete, sacaban sus sillas de tejido de hilillo de ixtle en madera, y se sentaran a platicar con las vecinas y a donde la chiquillada nos arremolinábamos a su alrededor, porque comenzarían las historias y cuentos.
Algunos de nosotros correteábamos jugando a la “Roña”, al “Arríbile arríbile”, a “Mambrú”, al “Patio de mi casa”, a “Declaro la guerra en contra de…”, a los “Quemados”, a “Uno brinca este Burro”, a “Doña Blanca”, etcétera. Juegos que nos permitían convivir con todos los vecinos, con los que formábamos una gran familia. Los varones jugábamos también a las canicas, a la “Choyita”, a “La Cebollita”, al “Taconazo”, a “La rayita”.
Los autobuses urbanos eran pocos y no llegaban hasta las colonias “alejadas” y el costo del pasaje era de $0.15 por persona, sí, apenas quince centavos (ahora el servicio de autobuses urbanos cuenta con más de mil vehículos, los que recorren grandes distancias y cobran $11.00). Y los taxis estaban en su base, donde había un teléfono en algún poste cercano, a donde llegaban las llamadas de los usuarios (ahora existen más de 4,000 taxis, más los ÚBER, y algunas otras organizaciones) los que ya no tienen base, sino que pueden circular por toda la ciudad) Aquellos eran vehículos de los años ’45 al ’50, que ya eran muy modernos, los nuevos deben ser 4 años viejos cuando mucho.
El pasaje desde Altavista a la Estación solía fluctuar entre los $3.00 (tres pesos). Y podíamos viajar en ellos toda la familia (los padres y 5 ó 6 niños), y no se violaba ninguna ley. Existen ahora autobuses que circulan solamente por el primer anillo, o por el segundo o por el tercero.
El número de escuelas primarias oficiales no pasaba de 30, y había varias escuelas particulares, por lo que no todos los niños íbamos a la escuela. Secundarias oficiales sólo existía la naciente Escuela Secundaria Federal No. 1 “Lic. Benito Juárez”, así como la estatal por cooperación “Edmundo Gámez Orozco”. Y claro que había varias particulares como el Portugal, el Marista el Cristóbal Colón, el Guadalupe Victoria (que también era Normal) y la secundaria de los ferrocarriles, que se volvía en la prepa del IACT, el que ahora es la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Dimensionemos el crecimiento al que hemos llegado:
- En cuanto a secundarias oficiales tenemos ya cerca de 60 entre generales y técnicas, así mismo todas las particulares.
- En cuanto a preparatorias o bachilleratos, contamos con un aproximado de 40 oficiales entre generales y técnicos federales y estatales, CONALEP’s,
- Además de la UAA tenemos la Universidad del Valle de México, la de Durango, la Universidad Cuauhtémoc, el Instituto Tecnológico Regional de Aguascalientes, el Instituto Tecnológico del Llano, la Universidad Tecnológica de Aguascalientes (con extensiones en Campos de Rincón de Romos y Campus Calvillo), la Universidad Tecnológica de El Retoño, la Universidad Politécnica de Aguascalientes, la Universidad Panamericana, el CESEA, la UNID, la Concordia, y otras más.
Para dar albergue a toda la población que aquí convivimos, existen más de cien nuevas colonias, y está pavimentado el 95% de las avenidas de la ciudad, con aceras pavimentadas y una deforestación espantosa. Hacen falta pulmones de arboledas y parques en donde la tierra “respire” y la lluvia refresque a la población y la ciudad se “lave el rostro”.
¡Sí! Hemos crecido urbanamente y en servicios, pero no le hemos dejado espacio a la naturaleza. Ahora las temperaturas que en aquel entonces no pasaban de los 10° y hasta los 28°, ahora alcanzan los -6° y hasta los 39°. ¿Qué debemos hacer para ayudar a nuestro entorno en nuestro beneficio? Creo que cada ciudadano deberá de hacerse responsable de plantar y cuidar un árbol (cuidarlo y regarlo), y defender las aceras con árboles; tener jardines o macetas en donde las plantas nos embellezcan el espacio y nos regalen su frescura y oxigenación. Seguramente si hacemos esto, estaremos haciendo ¡que viva México!
velasco_alvarez@yahoo.com
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