¿Posverdad, desinformación? De desahuciado a ensuciado
Mirtea Elizabeth Acuña Cepeda
Esta era de la posverdad o de la oleada continua de la desinformación que deforma u oculta la verdad, ayer al anochecer trajo a nuestra memoria un viejo relato que la ejemplifica y si me permiten les compartiré. En tiempo de los abuelos, estando muy enfermo don Policarpo, en torno a su lecho se reunieron en junta urgente los más acreditados médicos de la ciudad, reconocidos por sus probados conocimientos en la ciencia galénica; después de auscultar, meditar y consultarse mutuamente, emitieron el diagnostico, que se resume en una palabra: desahuciado y le dijeron a doña Lucecita, la esposa de don Policarpo, que esperara un desenlace funesto, ella inclinó la cabeza y Saturnina, la muchacha que del rancho había acudido para apoyarla en las tareas domésticas, abrió la boca como para decir algo y la cerró sin emitir sonido alguno. Más tarde, doña Lucecita le dijo al médico de cabecera, don Gonzalo, que su comadre le había recomendado darle un tecito de carrizo y quizá se recuperaría el enfermo, él movió la cabeza en signo negativo, pero respondió que se lo diera con la pistera, pues el hombre ya no podía levantar cabeza y murmuró para sí – Mmm, qué daño podrá hacerle ya. Eso fue ayer, hoy casi al mediodía, un visitante se apersono y tocó a la puerta de la casa, Saturnina corrió a abrir y muy correcta le dijo que pasara a la sala, pero le hizo saber, que quizá esperaría en valde, pues no creía que lo pudiesen recibir dada la situación.
Sin atolondrarse, Saturnina aseguró al visitante que ella oyó muy bien, cuando los médicos lo habían ensuciado, y esperaban un enlace con Fuste, la muchacha dejó muy claro que ella no conocía al tal o la tal Fuste, ni con quien sería el enlace, pero bien podía asegurarle que según sus piensos, no sería con el patroncito, porque ya no podía ni comer por sus medios y su patroncita le daba sus alimentos con pistola, y también le hacía beber un tecito de carrizo verde, pero en el rancho decían que el curativo era el carrizo seco… en tales desinformaciones andaba Saturnina, cuando llegó el Dr. don Gonzalo; de inmediato, Saturnina dejó al visitante en la sala y llevó al médico a la recamara de don Policarpo que, en esos instantes, entregaba su alma al creador. Doña Lucecita exclamó entre suspiros - ¡Ni, con el tecito de carrizo! Don Gonzalo asintió y solo dijo – Ya vimos que el carrizo no es medicinal. Saturnina corrió a notificar al visitante, que don Policarpo había fallecido, aunque, como dijese el doctor, el carrizo era muy buen medicamento. Así ocurre en esta era que vivimos que, con el auxilio de las redes sociales en la internet, se desinforma; lo mismo que del primero al segundo párrafo, a través de Saturnina, quien bajo la dirección paciente se doña Lucecita, había aprendido los rudimentos de lectoescritura y con ese saber menos que elemental se la reputaba de sabia en el rancho, donde, al llevar noticias de la ciudad, su voz tenía validez de oráculo.
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