Piropear es un arte.
Por Mirtea Elizabeth Acuña Cepeda
El piropo es un arte cuyo propósito es agradar, en algunos casos es acoso, pero la diferencia es diametral, el acoso involucra ofensa. El arte de piropear, viene de tiempos antiguos y significa el cortejo mediante la palabra que alude a la sana pasión del amor. Piropo del griego “pyro” designar las piedras finas como el rubí y el granate, que por ser rojas simbolizan el corazón y los romanos acostumbraban obsequiarlas a la amada, acompañadas con palabras halagüeñas; el piropo es una alegoría del corazón que busca las palabras de lisonja adecuadas al delicado cortejo; en consecuencia, es preciso cuidar las formas y los vocablos correctos, para que no se confunda con el acoso, que no es piropo sino flagrante ordinariez. Un piropo demuestra afecto, respeto y admiración, el acoso se podría denominar anti-piropo, al ser un insulto que degrada a quien lo dice. Desde la teoría de los actos de habla se impone el uso apropiado del lenguaje, ya que el mensaje de la palabra envuelve la acción que se pretende realizar, pues decir algo es hacer algo; además, como arte, el piropo exige un repertorio de palaras educadas, amables, dignas para expresar afecto o admiración.
Joan Corominas (1905 – 1997) observa que el piropo es obra de la retórica y el marqués de Santillana (1398 – 1458) se refiere al piropo como las flores que formaban un ramillete de palabras para regalar a una dama; para Calderón de la Barca (1600-1681) el piropo es una joya hecha voz y Quevedo (1580 – 1645) escribió que es un relámpago de nieve entre rubíes que son una lisonja para la mirada, un pórtico enriquecido por el hechizo de claveles… el piropo es la ostra que contiene perlas. Sin duda, el arte de piropear requiere de figuras retóricas del pensamiento que concretizan en los vocablos, la abstracción de una hermosa idea, una joya. Los viejos diccionarios registran piropo como piedra fina y agregan el significado de lisonja, un piropo es una flor, pues las palabras bellas son como flores que se obsequian y en 1918, aparece el verbo piropear. El origen del piropo es culto y utiliza las figuras del lenguaje, para manifestar admiración y no sólo a una mujer, también es un elemento de la diplomacia para agradecer las atenciones y vaya que puede ser útil para salir de momentos embarazosos, pues un buen piropo requiere de conocimiento y entelequia, no cualquiera sabe piropear y al reducirlo a la dimensión sexual enuncia un acto que violenta o discrimina, por tanto, se comprende la enorme distancia que separa la palabra que insulta e incómoda de la que admira y deleita. Semánticamente, el piropo conserva el sentido de un cumplido, sea culto, ingenioso, romántico, ingenuo, divertido, fatuo, cursi o humorísticos y entonces, se aplaude la originalidad de un recurso; teniendo en cuenta que siempre, un piropo mantiene la esencia del halago, una figura retórica que es un fino regalo para el oído. El piropo es un arte, una joya, en tanto no pierda su esencia de regalo verbal.
Comentarios
Tremendo estudio a este oficio sagrado, Mirtea sin duda alguna que recibió, y sigue cosechando piropos!!
Muchas gracias Mirtea por estás gratas palabras
La palabra galana que busca el corazón furtivo. Es el asalto de un enamorado o de alguien que quiere decir algo muy grato al oído para quien desea lo reciba.