Autor: Miguel Angel Rojas Pizarro*.
Imaginemos a Sísifo, el mítico personaje de la mitología griega condenado a empujar una roca interminablemente, pero ahora vestido de traje, con una mochila en la espalda, atrapado en el metro de Santiago a las 7:00 am. Este Sísifo moderno vive en Chile, un país que, a pesar de su promesa de desarrollo y modernidad, ha construido un sistema laboral que a menudo parece tan absurdo como el castigo impuesto por los dioses al igual que Sísifo empujar una roca sin ningún sentido por toda la eternidad.
En su ensayo El mito de Sísifo, Filosofía del Absurdo, El periodista francés Albert Camus (1913 – 1960) utiliza esta figura para reflexionar sobre el absurdo de la existencia: una vida marcada por esfuerzos constantes que no llevan a ningún propósito trascendental. Si bien Camus concluye que debemos "imaginar a Sísifo feliz", en el contexto chileno, este optimismo parece difícil de sostener cuando enfrentamos un sistema que, día tras día, exige más y da menos.
La roca del endeudamiento en Chile, la promesa de movilidad social a través del esfuerzo individual se ha convertido en una trampa estructural. Aunque el trabajo debería ser una vía para el bienestar, la realidad es que muchos trabajadores viven atados a una deuda crónica: hipotecan sus salarios para costear educación, salud y vivienda, pilares que en otros países son derechos garantizados conocido como “Estado de Bienestar”
Esta dinámica crea un ciclo eterno: trabajamos para pagar deudas y adquirimos nuevas deudas para sobrevivir. La roca, como en el mito, vuelve a caer una y otra vez, perpetuando una sensación de inutilidad que Camus describiría como el núcleo del absurdo.
La alienación del trabajo precario del neoliberalismo chileno, instaurado con fuerza durante la dictadura de Pinochet (El Programa de Ocupación para jefes de Hogar. POJH), ha normalizado la precarización laboral. Contratos temporales, sueldos insuficientes y jornadas extensas son la norma en un sistema que valora la productividad sobre las personas. Los trabajadores se convierten en piezas intercambiables de una maquinaria económica que no les devuelve dignidad ni reconocimiento.
La rutina, ese eterno empuje de la roca, despoja al trabajo de su potencial transformador y creador de dignidad, pasión y amor. ¿Qué sentido tiene un empleo que apenas permite sobrevivir, que no deja tiempo para el ocio, la familia o el desarrollo personal? Camus podría encontrar en este escenario el rostro del absurdo en su máxima expresión.
¿Rebelión o resignación? Frente a este panorama, la pregunta central es: ¿cómo respondemos? Camus nos invita a la rebelión, pero no una revolución política convencional o la vía armada, sino una rebelión existencial. Significa encontrar sentido en el acto de vivir, incluso cuando las mismas estructuras externas parecen negar cualquier propósito.
En Chile, esta rebelión se ha expresado en movimientos como el estallido social de 2019, donde millones de personas salieron a las calles para exigir dignidad. Fue un momento de ruptura con el absurdo, una afirmación de que, si el sistema laboral es un castigo, al menos podemos resistirlo juntos.
Imaginar un futuro más humano y con un sentido, pero la rebelión también debe ser cotidiana. Significa revalorizar el trabajo como un espacio de creatividad, fraternidad, igualdad, solidaridad y crecimiento, y no solo como una herramienta de acumulación económica. También implica exigir políticas públicas que reduzcan la carga de la roca: salarios justos, derechos laborales fortalecidos y acceso universal a servicios esenciales.
Quizás nunca podamos escapar por completo del mito de Sísifo; tal vez siempre habrá una roca que empujar. Pero si algo nos enseña el filósofo Albert Camus es que podemos transformar ese esfuerzo en una afirmación de nuestra humanidad. En Chile, la tarea no es solo sobrevivir en un sistema absurdo, sino construir uno nuevo donde el trabajo deje de ser un castigo eterno y se convierta en una herramienta para la vida plena y digna.
"En un Chile que insiste en empujarnos cuesta arriba con su roca, nuestra verdadera libertad radica en elegir cómo resistimos y qué significado le damos al esfuerzo." MAR.
Del autor: Miguel Angel Rojas Pizarro: Papá. Psicólogo Educacional, Profesor de Historia y Cs. Políticas, Psicopedagogo©. Post Título en Orientación Vocacional, con estudios de Doctorado y Magíster en Educación y Convivencia Escolar. Bombero, Académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Aysen y Libre Pensador.