Por Miguel Ángel Rojas Pizarro, Profesor de Historia, Psicólogo Educacional y Psicopedagogo.
Los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) 2024 han vuelto a encender las alarmas sobre las profundas desigualdades de nuestro sistema educativo. De los 100 mejores puntajes del país, sólo un establecimiento municipal, el emblemático Liceo Augusto D'Halmar de Ñuñoa, logró figurar en este selecto grupo. Este hecho, lejos de ser motivo de celebración, evidencia la crisis estructural de la educación pública en Chile y la necesidad urgente de un cambio profundo.
Estos resultados no son casuales. Son el reflejo de un sistema que, desde su diseño, perpetúa las desigualdades sociales. Los colegios particulares pagados, con acceso a recursos abundantes, tecnología avanzada y personal altamente capacitado, concentran históricamente los mejores resultados. En contraste, los establecimientos municipales o del nuevo SLEP, muchas veces con infraestructura deficiente, falta de apoyo docente y recursos pedagógicos limitados, enfrentan una realidad adversa que condiciona el aprendizaje de sus estudiantes.
La PAES no solo mide conocimientos; También actúa como un termómetro de las desigualdades que nuestros estudiantes enfrentan desde su nacimiento. Cada número, cada puntuación, lleva consigo una historia de esfuerzo en contextos desiguales. Mientras algunos jóvenes cuentan con apoyo extracurricular, programas personalizados y estabilidad socioeconómica, otros deben lidiar con largas jornadas escolares, falta de material didáctico, falta de alimentación e incluso la necesidad de trabajar para ayudar a sus familias.
Confieso que se me apretó el corazón al ver que uno de los colegios privados con mejores resultados en la PAES tiene una mensualidad que equivale a casi dos sueldos mínimos. ¿Cómo puede existir una brecha tan abismante entre una escuela pública y un colegio privado, si todos los profesores (a) tienen la misma formación profesional y enseñan el mismo currículo nacional? La respuesta no es sencilla, pero sí reveladora: la desigualdad no está en el compromiso de los docentes, sino en los recursos disponibles y en las condiciones para enseñar y aprender.
La crisis de la educación pública no puede abordarse de manera superficial. Se requiere una reestructuración integral que toque cada eslabón del sistema educativo. Algunas falencias claves incluyen Financiamiento insuficiente y desigual : El modelo actual, basado en la matricula en la lógica de "voucher", prioriza la competencia en lugar de la cooperación y deja a los establecimientos públicos dependiendo de presupuestos limitados.
Muchos colegios carecen de equipos multidisciplinarios que abordan no solo las necesidades académicas, sino también las socioemocionales. Evaluaciones estandarizadas desconectadas de la realidad: Pruebas como la PAES tienden a medir el rendimiento sin considerar las desigualdades contextuales.
¿Que propuestas se pueden proponer para avanzar hacia una educación más justa?: Frente a este panorama, es imprescindible construir un sistema educativo más inclusivo y equitativo. Algunas propuestas concretas incluyen: Aumentar el financiamiento público: Implementar un modelo de financiamiento basado en las necesidades específicas de cada comunidad escolar, priorizando las zonas de mayor vulnerabilidad.Fortalecer la formación docente: Invertir en la capacitación continua de los profesores, asegurando que cuenten con herramientas innovadoras (IA) y recursos adecuados para enfrentar los desafíos de sus contextos.
Implementar un enfoque integral: Incorporar equipos de apoyo psicosocial y médicos familiares en todos los colegios y liceos, asegurando que los estudiantes puedan desarrollar sus habilidades en un entorno saludable.
Revisar las evaluaciones nacionales: Diseñar instrumentos que midan no solo conocimientos académicos, sino también competencias , físicas y socioemocionales.
La educación pública es el pilar de una sociedad justa y democrática. Ignorar sus falencias no solo perpetúa las desigualdades, sino que compromete el futuro de miles de jóvenes que ven limitado su capacidad de soñar y construir un mejor mañana.
Invito humildemente a todos los actores del sistema educativo, desde autoridades y docentes hasta familias y estudiantes, a reflexionar sobre estos resultados y movilizarse en busca de soluciones reales. La educación no debe ser un privilegio, sino un derecho garantizado para todos, sin importar su origen social o económico. Los resultados de la PAES son más que números; son un llamado urgente a repensar nuestro sistema educativo. No podemos permitir que las brechas sigan ampliándose. Es hora de transformar la educación pública en un espacio de oportunidades reales, donde cada estudiante tenga la posibilidad de alcanzar su máximo potencial.
"Era un hombre de Derecha, pero al madurar y al conocer una Escuela Pública, deje de creer en cuentos de hadas." MAR.
Del autor: Miguel Angel Rojas Pizarro: Papá. Psicólogo Educacional, Profesor de Historia y Cs. Políticas, Psicopedagogo. Post Título en Orientación Vocacional, con estudios de Doctorado y Magíster en Educación y Convivencia Escolar. Bombero, Académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Aysén y Libre Pensador.