En lo que muchos interpretan como un intento de huida ante el inminente paro del transporte público, el Gobierno Nacional anunció este sábado el traslado temporal de la sede del Ejecutivo a la ciudad de Latacunga, en la provincia de Cotopaxi. El sorpresivo movimiento se da justo cuando la tensión social escala tras la eliminación del subsidio al diésel, una medida que ha encendido las alarmas en distintos sectores y ha provocado la paralización progresiva del transporte en Pichincha.
Según el comunicado oficial, el traslado refleja la intención de "estar donde se requiere autoridad y diálogo", pero para muchos ciudadanos no es más que una estrategia para evitar el creciente descontento en la capital, donde los gremios comienzan a alistarse para nuevas movilizaciones. “Si realmente quisiera dialogar con el pueblo, no abandonaría Quito cuando más se lo necesita”, señaló un dirigente barrial.
La decisión también ha sido vista como un intento por reforzar el control militar en zonas estratégicas del centro del país, mientras el Gobierno evita enfrentar de frente las consecuencias sociales y económicas de sus decisiones. “No se traslada para escuchar, se traslada para esconderse”, criticó un representante del sector transportista. Mientras el Palacio de Carondelet queda parcialmente vacío, la inseguridad, el descontento y la presión social aumentan, dejando en evidencia que el discurso de "gobernabilidad" solo se sostiene en el papel.
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