Ya se ha hecho habitual en Chile que, en época electoral, algunos partidos apuesten por rostros faranduleros o vinculados al espectáculo y a otras áreas que poco tienen que ver con el ejercicio de un cargo público tan serio como es ser parlamentario representantes del pueblo. Y ahora, a pocos meses de renovar parte del Congreso, desde Chile Vamos han vuelto a dar una señal clara: insistirán en esta fórmula.
Si en su momento la UDI respaldó a Cathy Barriga para llegar a la alcaldía de Maipú con las consecuencias que todos conocemos, hoy Renovación Nacional (RN) apuesta por Marlen Olivarí actual participante del reality Mundos Opuestos y por Pablo Herrera, cantante devenido en comentarista político en programas como Sin Filtros. Ambos forman parte de la prenómina oficial que el partido, liderado por el senador Rodrigo Galilea, busca llevar a las elecciones parlamentarias del próximo 16 de noviembre.
El Parlamento no es un reality, es un trabajo con dedicación, con compromiso, que es pagado por todos los ciudadanos, la estrategia de RN es evidente: usar rostros con visibilidad para captar votos, sin una evaluación seria de competencias. Y advierte que este camino ya ha dejado malas experiencias —Pamela Jiles, María Luisa Cordero, Hotuiti— donde el resultado ha sido más daño que aporte a la política.
Aquí mi inquietud no es solo por quiénes se postulan, sino por el mensaje que se envía a las bases militantes. ¿Qué pensarán los miles de hombres y mujeres que llevan años trabajando por su partido, caminando bajo la lluvia para tocar puertas, organizando actividades comunitarias, defendiendo a sus vecinos sin cámaras ni micrófonos? ¿Qué sentirán al ver que la oportunidad de representar a su distrito se entrega a quienes jamás han participado en la vida partidaria ni en el que hacer público?
Y la pregunta de fondo de esta columna: ¿quién decide esto? ¿Se consultó a las bases o fue una decisión tomada en cuatro paredes? Porque cuando no hay democracia interna, la militancia se convierte en simple número para mantener la vigencia legal del partido ante el Servel, pero sin incidencia real en las decisiones.
Este fenómeno no es exclusivo de RN. Es transversal y revela una crisis política profunda en Chile. El Informe sobre desarrollo humano en Chile 2023 del PNUD advierte que la confianza en el Congreso y los partidos políticos está en mínimos históricos, con más de la mitad de la ciudadanía sintiéndose fuera del sistema (PNUD, 2023). Seguir apostando por la popularidad por sobre la coherencia no hará más que agrandar esa brecha.
Por eso, RN se transforma en un ejemplo claro de lo que no hay que hacer, y el mensaje debería ser escuchado por todos los partidos, sin importar su color. Si las cúpulas siguen imponiendo candidatos por visibilidad y no por mérito, compromiso o trayectoria, ¿para qué militar? ¿Para qué dedicar años a sostener una orgánica que, al final, no escucha a sus bases?
A los militantes de RN y de cualquier partido les digo: impónganse a sus parlamentarios y presidentes regionales, exijan respeto y participación real en las decisiones. No olviden que ustedes, las bases, son quienes sostienen el verdadero corazón de un partido. Sin su trabajo silencioso, sin su tiempo, sin su sacrificio personal y familiar, las cúpulas no serían nada más que un grupo reducido de personas hablando entre sí, sin legitimidad ni sustento. Ustedes son quienes levantan banderas, organizan reuniones, tocan puertas y defienden causas en la calle; son quienes transforman las ideas en acción y las promesas en trabajo real.
Si hoy no se hacen escuchar, si no ponen límites y condiciones, mañana verán cómo sus propios partidos se convierten en estructuras vacías, controladas por unos pocos que deciden a espaldas de todos. No permitan que los utilicen solo para engrosar padrones o cumplir con requisitos legales ante el Servel. La política, sin ustedes, pierde su alma. Impónganse ahora, porque si esperan demasiado, lo que estará en juego no será solo su tiempo o su energía… será la esencia misma de la militancia y, con ella, la fe en que la política puede servir para cambiar las cosas. Y si eso se pierde, entonces, todo estará perdido.
Por: Miguel Ángel Rojas Pizarro Profesor de Historia, Psicólogo Educacional y Psicopedagogo.
@Soy_profe_feliz – psmiguel.rojas@hotmail.com
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