BARCELONA/ ESPAÑA.- El pasado 28 de abril de 2025, España, Portugal, Andorra y regiones del sur de Francia sufrieron un apagón inesperado que dejó sin suministro eléctrico a la población. Mientras las causas aún se investigan, los primeros informes señalan que España y Portugal fueron los países más afectados, con repercusiones menores en zonas próximas a Perpiñán y Narbona, en Francia.
Una recuperación desigual que deja interrogantes
La restitución del suministro eléctrico no fue homogénea. En Francia y Andorra, se recuperó la red con mayor rapidez. En cambio, en España y Portugal el proceso se prolongó durante varias horas, generando incomodidad social y críticas hacia la gestión de las infraestructuras energéticas. La confusión y desinformación generadas en torno a este incidente han intensificado el debate sobre la fortaleza del sistema eléctrico en la península y su preparación frente a contingencias inesperadas. A lo largo del día, la incertidumbre se agravó cuando, en horas de la tarde, en respuesta al apagón, el Gobierno español activó el Nivel 3 de Emergencia Nacional, lo que permitió la intervención del Ejército para garantizar la seguridad en varias comunidades autónomas, a pesar de que no se habían registrado incidentes de violencia.
En este difuso contexto, y coincidiendo con recientes recomendaciones dirigidas a la ciudadanía europea para preparar un kit de emergencias ante situaciones, precisamente como apagones masivos, crisis climáticas, ciberataques, conflictos geopolíticos e incluso posibles agresiones armadas, comienza a surgir un cuestionamiento sobre si los recursos económicos deberían destinarse a renovar y blindar una red eléctrica que enfrenta crecientes desafíos debido a la transición energética y la creciente demanda de electricidad, o si es más conveniente priorizar otros ámbitos de seguridad, como el gasto militar. Lo que sí se puede observar de forma clara es que la situación pone de manifiesto la necesidad de garantizar una comunicación concisa y transparente para evitar la propagación de información no contrastada.
Rumores, teorías y la importancia de contrastar
Como ocurre en este tipo de situaciones, algunos medios se inundaron de teorías no verificadas: desde fallos en las interconexiones eléctricas entre España, Portugal y Francia hasta la posibilidad de un ciberataque. A estas especulaciones se ha sumado una hipótesis de carácter político-estratégico: la idea de que el incidente podría formar parte de una narrativa interesada para convencer a la población de la necesidad de aumentar las inversiones en defensa y seguridad nacional. Cabe recordar que tanto España como Portugal figuran entre los países europeos que menos porcentaje de su PIB destinan a gasto militar, una cuestión que ha sido objeto de debate en los últimos años dentro del marco de la OTAN y en relación con los nuevos escenarios de riesgo híbrido y cibernético.
Aunque, por ahora, ninguna de estas versiones ha sido confirmada oficialmente, este apagón no solo evidenció la fragilidad de las infraestructuras críticas, sino también la rapidez con la que la desinformación puede propagarse en momentos de incertidumbre. En escenarios así, es crucial que las autoridades y empresas implicadas ofrezcan información transparente, verificada y a tiempo para contrarrestar la especulación.
Más que un apagón, una llamada de atención
Más allá de su origen técnico o humano, el suceso invita a una reflexión más amplia sobre la interdependencia energética entre países europeos y la vulnerabilidad de los sistemas eléctricos frente a incidentes o amenazas externas. En un marco internacional marcado por tensiones y transformaciones aceleradas, asegurar la estabilidad energética es muy importante, pero también lo es centrarse en esclarecer los hechos a través de investigaciones rigurosas.
El apagón deja, además, una lección clara: en momentos de crisis, tan importante como restaurar la luz es evitar que la desinformación oscurezca la comprensión de lo que realmente está ocurriendo. Si bien es necesario que la ciudadanía cuestione y pida explicaciones a los poderes de turno, es relevante que se exija transparencia y responsabilidad desde un análisis informado, contrastando las fuentes y evitando caer en la tentación de creer en lo primero que aparece en las pantallas, independientemente de cuál sea su tamaño. Este es el camino para construir una sociedad con mayor criterio y menor vulnerabilidad ante la manipulación.
por Bárbara Balbo.