En Ecuador, los maestros y padres de familia enfrentan un escenario preocupante. Sin recursos ni apoyo del gobierno, se ven obligados a financiar de su bolsillo el mantenimiento de las aulas. La Unidad Educativa fiscal Juan Montalvo No. 2 en la que estudian los dos hijos de Johanna (nombre protegido) en el cantón Pedro Carbo, Guayas, no cuenta con un conserje, por lo que las madres de familia se turnan para ir a limpiar. En años anteriores sí tenían a un encargado de limpieza, cuya remuneración era pagada por los mismos padres.
El personal de limpieza escasea, y mientras tanto, los niños tienen que estudiar rodeados de condiciones insalubres. Los padres recurren a cuotas mensuales para contratar conserjes que garanticen un mínimo de higiene. El Estado, ausente, sigue sin dar respuesta a esta urgente necesidad. Los maestros, con la impotencia marcada en sus rostros, deben asumir tareas ajenas a su labor pedagógica. El esfuerzo de quienes quieren enseñar se ve empañado por el abandono del sistema educativo. La crisis no solo afecta el aprendizaje, sino que deteriora aún más el vínculo entre la escuela y la comunidad.