En estas fechas especiales, independientemente de nuestras creencias religiosas, todos de una u otra manera aprovechamos este tiempo y tomamos vacaciones, nos encontramos con amigos, leemos algún libro en deuda, o nada más descansamos. Así y todo hay muchas otras tareas que además de colaborar en nuestro tiempo de descanso, pueden significar también una excelente manera de mantenernos en forma, cuidar nuestra salud y divertirnos; lo más interesante? que es gratuita y el mayor insumo, nuestra voluntad.
En realidad, invocamos estas fechas porque pueden darnos la oportunidad de adoptarlas como una sana rutina, heredable y por tanto transmisible. Desde mi experiencia puedo dar fe de ello porque desde siempre mi mamá fue una excelente bailarina y aunque mi papá no, ella encontró siempre la forma de que la acompañara, y sus hijas y nietos hemos aprendido a valorar esa actividad como un bien saludable y heredable. Hoy con casi 91 años ha superado más de una fractura por caídas, y continúa bailando (creo que huelga comentar que es mi orgullo, y que me gustaría llegar a su edad con el sentido del ritmo que ella posee).
Pero entremos en materia; el baile es una forma de movimiento libre, que sigue un determinado ritmo, y a diferencia de la danza no requiere estudios, ensayo, y no posee coreografias.
En definitiva, si bien no son sinónimos, ambas pueden tener finalidades similares como expresar, transmitir, entretener.
Pero ¿porqué deberíamos bailar?..
La emoción, el movimiento corporal, el ritmo son parte de la gran fórmula que al integrarse ponen de manifiesto un despliegue de energía que en muchos casos resulta amable y dulcemente contagiosa.
Además de permitirnos socializar, y encontrarnos en una actividad que nos envuelve e involucra, nos da la posibilidad de ejercitar nuestro corazón, nuestras articulaciones, y a la vez fortalecer músculos y huesos. Sus resultados: mejor equilibrio y coordinación, músculos y huesos más fuertes, evitando la pérdida de masa muscular mejora la memoria, disminuye el riesgo de demencia, energiza y disminuye el estrés, incidiendo también en nuestro estado de ánimo, y mejora nuestras defensas.( como neuroprotector y antidepresivo).
Pero claro, parece "magia", aunque la maravilla de nuestra fisiología tenga explicación científica, nuestro organismo reacciona a ese estímulo que comienza siendo sonoro, nos sumerge en su ritmo, y nuestras fibras más íntimas responden; la explicación está allí en nuestra fisiología, que, como un “todo” explica como el funcionamiento de la totalidad de nuestro organismo. Y el ejercicio muscular, parte muy importante de él, nos permite contar con sustancias que liberadas contribuyen a cuidar nuestro estado de salud y también a prevenir su desequilibrio.
Así, ocurren cambios eléctricos en las fibras musculares, intercambios de sustancias, eliminación de toxinas, y aumento de mediadores químicos contra estados depresivos, angustia, etc., que son justificación sobrada para movernos. En general, los músculos en ejercicio, considerados glándulas de secreción interna, inciden buenamente en mejorar nuestra fisiología y fortalecernos. Bailar nos permite expresar nuestros sentimientos, divertirnos, y hacer ejercicio sin darnos cuenta.. entonces, BAILAMOS?
L.E Isabel Casco Silva / Directora Nacional Prensamérica Uruguay.
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Bailemos pues!!