Teresa Valdés Betancourt
En marco internacional para la reflexión adquiere interés especial cada 25 de noviembre, al conmemorar la Jornada de Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, como recuerdo a las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, jóvenes dominicanas asesinadas por la dictadura Leonidas Trujillo en 1960
No es solo un día ni una jornada, el tema tiene larga vida. Desde los albores de la historia, fue evidente el dominio del varón en las distintas sociedades. La mujer fue ocupando como regla general una posición subordinada como si fuera segundo sexo. ¿Acaso la humanidad nació con violencia de género o así se reflejó en los textos escritos desde y para el hombre?
Ese fundamento está expreso en los textos bíblicos en los cuales sin tener reconocido de un bufete o notaria, otorgaron para Adán la propiedad de paraíso y situaron a Eva bajo su autoridad. Luego los santos varones pedían a las cristianas que obedecieran a sus maridos y hasta se hicieron leyes que aún están vigentes en muchos países y costumbres.
Los datos internacionales reportan sobre el feminicidio, violencia extrema, pero existen otras modalidades de las violencias contra las mujeres. El ejemplo está presente en el seno familiar con la estructura cultural y social que reproduce la violencia como acción creciente, cíclica y siempre volitiva es decir, quien agrede lo hace con pleno juicio y voluntad expresa.
Precisamente en la familia se presentan las variantes múltiples y diversas. El detonante puede ser una disputa por un juguete, por la tableta, por un programa o simplemente porque algún menor reclama más atención. Entonces aparecen palabras, gestos, incomprensiones entre las y los adultos, se quebranta la paz, donde las mujeres van a recibir el reproche del hermano, el esposo o la anciana madre que aún, manifiesta sus viejas normas de vida en las cuales son ellas las que se “ocupan de servir y mantener el orden”.
Las manifestaciones más frecuentes de la violencia intrafamiliar son la violencia sexual, la física, la psicológica y la económica. El matrimonio fue una forma de protección, aunque con una presión casi constante para dar a luz hijos e hijas. En ciertas sociedades, las mujeres casadas adquirían el estatus de su marido, pierden hasta su apellido o se agrega señora de…. como posesión del marido. Pierde reconocimiento legal sobre su persona, sus tierras, su dinero o sus hijos e hijas. Bajo la legislación feudal, las tierras se heredaban por línea masculina e implicaban poder político, lo que favorecía aún más la subordinación de la mujer. http://www.monografias.com/
En las reuniones familiares con independencia que existen parejas que ya incursionan en el intercambio de roles con acciones de nueva masculinidad todavía no ser aprecian por los colectivos con opiniones más patriarcales. Se justifica con la norma, lo que sucede en la familia no se puede comentar por la presencia de mitos, costumbres y tabúes vigentes relacionados con el llamado secreto de familia.
Esta desigual distribución de poder determinada socialmente por el sistema sexo–género, resulta imprescindible para abordar la violencia de género en la familia. El silencio debe terminar. Se afectan los hijos e hijas que crecen en un ambiente de miedo y represión que les compromete el futuro.
Maestra en Ciencias de la Comunicación.