La opinión pública en Ecuador intensifica las críticas a TC Televisión, acusando al canal de coartar la libertad de expresión durante las entrevistas en vivo. Según varios informes, los reporteros de la emisora finalizan abruptamente las entrevistas o apagan sus micrófonos cuando los ciudadanos critican al gobierno del presidente Daniel Noboa. La reiterada conducta levanta sospechas sobre la imparcialidad editorial del canal.
Un caso reciente en Guayaquil es particularmente llamativo: durante una transmisión en vivo sobre el mal estado de una carretera, una ciudadana interrumpe el reportaje y acusa al periodista de distorsionar los hechos. La ciudadana defiende la actuación del municipio y reprende al reportero, quien se muestra visiblemente incómodo y da por terminada la cobertura. La escena se vuelve viral en las redes sociales, alimentando el debate sobre la responsabilidad de los medios de comunicación. Este no es el primer episodio de enfrentamiento entre los ciudadanos y TC Televisión. En ocasiones anteriores, otros ciudadanos también han denunciado la postura de la emisora, calificándola de “cómplice” de lo que ocurre en el país. Esta creciente desconfianza popular expone una tensión cada vez mayor entre una parte de la población y ciertos medios de comunicación, considerados parciales o en connivencia con el poder político.
Los expertos en comunicación advierten que, en un contexto político polarizado como el actual, los medios de comunicación deben reforzar su ética periodística y el compromiso con la pluralidad de voces. La libertad de prensa, aunque fundamental, exige responsabilidad en la forma como se recoge y transmite la información, especialmente cuando involucra denuncias sociales. La crítica ciudadana, aunque incómoda para los medios, es vista por los analistas como una oportunidad para reflexionar sobre los deberes del periodismo. Garantizar espacio para todas las opiniones y evitar la censura o la manipulación son pasos esenciales para preservar la confianza pública y fortalecer la democracia.