Prensamérica Ecuador.- Las familias guayaquileñas estan llena de amor y unidas en plena cuarentena y ven juntos la televisión, juegan y cenan todos en la mesa por eso existe un refran: “No hay mal que por bien no venga”, y este es un caso de aquello.
Vale destacar que la cuarentena por el coronavirus en el Puerto Principal ha puesto, ya por cinco días, en aislamiento en casa a los 2,6 millones de habitantes que tiene la ciudad, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), por supuesto restando los casos excepcionales de quienes deben salir por trabajo, como médicos y autoridades.
En su mayoría, las ciudadelas y barrios lucen desolados, como un pueblo fantasma existe nerviosismo en el interior de las casas, pero con él se afianza y se fortalece el amor familiar, asi pudo comprobar Prensamérica Ecuador en un pequeño recorrido por varios sectores de la urbe y luego de hablar con varias familias.
“Sí, permanecemos en cuarentena, preocupados, pero también felices, porque hace tiempo que no compartíamos tanto tiempo juntos”, dice Belgica Cevallos, de 58 años, mientras los demás miembros de su familia se dejan ver a través de las rejas de la ventana del primer piso de su casa, situada en la ciudadela Sauces 9, al norte. “Hasta hacemos karaoke”, le sigue su hija Andrea García,, quien se asoma por otra ventada y lanza una carcajada.
Hay ocho personas en la casa de Raúl Pizarro: él, su esposa y sus dos hijos, y desde hace muchos años, por trabajos de cada uno, no habían podido compartir un desayuno, almuerzo o cena juntos. “Siempre faltaba alguien. Ahora todos estamos juntos, leemos la Biblia y hasta jugamos cuando ya hemos hecho los quehaceres domésticos”, narra el padre de familia.
Una psicóloga familiar y docente de la Universidad Espíritu Santo, explica que el fenómeno de divorcios en tiempos de cuarentena en China, se da porque esa sociedad ha sido una de las más golpeadas por el coronavirus. Lo que ha afectado la convivencia de las parejas que se ven obligadas a pasar mucho tiempo juntas.
“Este es importante para volver a conocer a la pareja que por años o meses ha estado un poco distanciada, bien por falta de tiempo y de afecto. Es el momento de conocer más al otro e ir aceptando las diferencias no solo del esposa o esposo, sino también de los hijos que porque son adolescentes tienen comportamientos propios de la adolescencia”, detalla.
Recomienda además de que hay que concentrarse en lo positivo de las personas para evitar discusiones. Solo así, en el interior de sus casas, las familias lograrán ver lo positivo del momento crítico por el que pasa el país.