Los casos de Pedro Sánchez y Begoña Gómez
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y su esposa, Begoña Gómez, se han visto envueltos en una controversia legal. Un juzgado de Madrid abrió una investigación judicial contra Gómez, lo que llevó a Sánchez a cancelar su agenda pública para reflexionar sobre su continuidad al frente del Gobierno. La denuncia presentada por la organización Manos Limpias (asociada principalmente con posiciones políticas conservadoras y de extrema derecha), señaló que Gómez, supuestamente se habría valido del estatus personal de esposa del presidente del Gobierno de España para recomendar o avalar a empresarios que se presentaban a licitaciones públicas. Ante estas acusaciones, el juez a cargo ha rechazado llamar a declarar a Begoña Gómez por no encontrarse ningún dato concreto en la investigación que la vincule con la trama, tratándose de informaciones periodísticas no contrastadas.
La falta de eficacia en las leyes
La legislación sobre los medios de comunicación y las denuncias falsas es un tema complejo que requiere un enfoque ansolutamente neutral y ético. Si bien, en España, la Ley General de Comunicación Audiovisual, aprobada en 2022, tiene como objetivo regular todos los aspectos relacionados con la comunicación audiovisual en el país, este caso demuestra que aún existen lagunas en la ley que permiten la difusión de información potencialmente dañina sin pruebas suficientes. Por otro lado, también es necesario que las leyes sean más eficientes a la hora de sancionar a aquellas personas que, de manera malintencionada, presentan acusaciones falsas o sin fundamento, ya que pueden causar un daño permanente a la reputación y la dignidad de otros individuos, y ante estos ataques, las regulaciones deben ser claras y obligar a los medios a verificar la información antes de su difusión, y a rectificar cuando se publiquen detalles incorrectos. Las leyes de medios deben garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información, pero también deben proteger contra la difamación y la desinformación.
Ambos aspectos son fundamentales para mantener un equilibrio entre la protección de la integridad personal y la libertad de expresión. Además, es crucial fomentar una cultura de verificación y responsabilidad tanto en los medios como en la ciudadanía, para fortalecer la democracia y el respeto mutuo en la sociedad.
Diferentes casos, la misma estrategia
Los casos de Pedro Sánchez y Begoña Gómez ofrece un paralelismo interesante con otros sucesos similares ocurridos tanto en España como en diversos países. Un caso ilustrativo ha sido la propagación de un bulo que sugería que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, había expresado su deseo de no reunirse nuevamente con Pedro Sánchez. Este rumor se difundió a través del sitio web de extrema derecha Alerta Digital, careciendo de evidencia que lo respaldara. En Estados Unidos, ciertos grupos políticos también han utilizado los medios para polarizar y manipular la opinión pública. De hecho, el término «fake news» ganó prominencia durante la presidencia de Donald Trump, utilizándose como un arma contra críticos y medios de comunicación. En Argentina, el presidente Milei ha sido protagonista de varias controversias relacionadas con la difusión de noticias falsas, como en uno de sus discursos sobre el cambio climático, en el que afirmó que «1.200 científicos y profesionales declaran que no existe una emergencia climática».
A estas alturas, es ampliamente conocido que la extrema derecha de cualquier país del mundo emplea estrategias de difusión sistemática de bulos y «fake news» como pilar para su expansión, creando una versión ficticia de la realidad que respalde su agenda política. La difusión de noticias falsas relacionadas con la inmigración es una de las temáticas más utilizadas por estas agrupaciones para fortalecer el discurso xenófobo y ultranacionalista, llegando a sobrepasar los límites de la ética en casos como el de la acusación en los medios a unos hombres de origen árabe, responsabilizándolos de una presunta agresión sexual a una joven de 16 años en Igualada, Barcelona, lo cual se demostró que no era cierto, pero que sirvió para alimentar estereotipos negativos.
El fenómeno de las «fake news» continúa planteando preguntas sobre la integridad de la deliberación democrática y si la democracia puede sobrevivir en un entorno de conversación confrontacional, siendo crucial que los medios de comunicación se adhieran a los más altos estándares de ética y precisión al informar sobre estos casos, para plantar cara a las tácticas deshonestas. La política debe basarse en el debate de ideas, no en la difamación o el sensacionalismo, y ante estas estrategias de desinformación, el periodismo debe cumplir su función histórica de investigar y exponer los escándalos políticos, revelar los actos de corrupción, abuso de poder y otras prácticas injustas y maliciosas. Los medios de comunicación y el periodismo en particular, desempeñan un papel vital en la sociedad al informar, educar, inspirar y servir como guardián de la democracia y los derechos humanos. Su función esencial es proporcionar una información veraz y contextualizada que permita a las personas tomar decisiones informadas y participar activamente en su comunidad y en el mundo en general.