La historia está marcada por actos individuales que desafían las estructuras de poder y visibilizan las desigualdades sistémicas. Dos casos, separados por más de un siglo, destacan por sus intentos de justiciar lo que percibían como crímenes contra la dignidad humana: el atentado de Antonio Ramón Ramón contra el General Roberto Silva Renard en 1914, y el ataque de Luigi Mangione contra Brian Thompson, CEO de UnitedHealthcare, en 2024. Aunque los contextos históricos y sociales difieren, ambos actos están unidos por un trasfondo de injusticia que trasciende el tiempo.
Contexto histórico y social en el Chile de inicios del siglo XX, la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique en 1907 marcó un punto de inflexión en la lucha laboral. Más de 3.000 trabajadores fueron asesinados por exigir derechos básicos en un sistema salitrero que los explotaba sin piedad. Antonio Ramón Ramón, inmigrante español y hermano de una de las víctimas, canalizó su dolor en un acto de justicia personal al atacar al general Silva Renard responsable de la masacre. Su acto simbolizó el grito desesperado de los oprimidos frente a un sistema represivo.
Por otro lado, en Estados Unidos 110 años después, el sistema de salud privatizado es motivo de críticas constantes por su inequidad. Miles de ciudadanos enfrentan muertes evitables debido al alto costo de los servicios médicos. Luigi Mangione, ingeniero de datos, atacó al CEO de una de las mayores empresas de seguros de salud, UnitedHealthcare. En un manifiesto encontrado tras su arresto, Mangione denunció la deshumanización inherente al sistema capitalismo de salud estadounidense, que prioriza las ganancias sobre las vidas humanas.
Tanto Ramón Ramon como Mangione encontraron en sus experiencias personales la motivación para sus actos. Antonio Ramón Ramón no solo buscaba vengar a su hermano, sino también dar voz a las víctimas silenciadas por la violencia estatal. Su ataque al general Silva Renard fue un acto cargado de simbolismo justicia, dirigido contra la figura que representaba la brutalidad del sistema.
Por su parte, Mangione sufrió un deterioro físico y emocional tras una lesión de espalda que lo aisló socialmente y lo hizo dependiente de un sistema de salud que consideraba injusto. Aunque su acción fue impulsada por su propia experiencia de dolor y frustración, también buscó exponer las fallas estructurales que afectan a millones de estadounidenses.
Impacto simbólico y social el atentado de Antonio Ramón Ramón trascendió su época, convirtiéndose en un símbolo de resistencia del pueblo contra la opresión. En canciones, literatura y memoria histórica, su figura representa la lucha por la justicia social en un Chile que comenzaba a cuestionar las bases de su estructura política y económica.
En contraste, Luigi Mangione es una figura mucho más controvertida. Su acto, aunque también individual y simbólico, genera un debate ético: ¿Es válido recurrir a la violencia para denunciar una injusticia sistémica? Mientras que algunos lo ven como un justiciero del pueblo que expuso las fallas del sistema capitalista, otros lo perciben como un agresor cuyas acciones carecen de legitimidad moral.
Antonio Ramón Ramón actuó en un contexto de luchas laborales colectivas, donde su acto fue interpretado como un gesto solidario con las clases trabajadoras. En cambio, Mangione, en un mundo individualista y fragmentado, parece más aislado en su lucha, reflejando la soledad que caracteriza a muchas víctimas del sistema contemporáneo en una sociedad donde la política esta manejada por una cultura WOKE.
Los actos de Antonio Ramón Ramón y Luigi Mangione nos invitan a reflexionar sobre el papel de la acción individual frente a la injusticia estructural. Aunque separados por tiempo y contexto, ambos son recordatorios de que las inequidades sociales pueden llevar a algunos a extremos impensables. La historia juzga con mayor benevolencia a quienes actúan en defensa de los oprimidos, pero también nos obliga a cuestionar cómo construir sistemas más justos que prevengan la necesidad de tales actos desesperados.
“Cuando la dictadura es un hecho, la revolución se vuelve un derecho”. Victor Hugo.
Del autor: Miguel Angel Rojas Pizarro: Papá. Psicólogo Educacional, Profesor de Historia y Cs. Políticas, Psicopedagogo©. Post Título en Orientación Vocacional, con estudios de Doctorado y Magíster en Educación y Convivencia Escolar. Bombero, Académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Aysen y Libre Pensador.