Del Autor: Miguel Ángel Rojas Pizarro Papá. Psicólogo Educacional, Profesor de Historia y Cs. Políticas, Psicopedagogo©. PostTítulo en Orientación Vocacional, con estudios de Doctorado y Magíster en Educación. Bombero e Instructor ANB, Mason, Académico Colaborador de la Escuela de Psicología de la Universidad de Aysén. Columnista de Opinion y Escritor.
El 1 de agosto de 2024 marcó un antes y un después en la historia de la legislación laboral en Chile con la entrada en vigor de la Ley Karin (Ley Nº 21.643). Esta normativa chilena, esperada y necesaria, surge como una respuesta contundente a la creciente necesidad de proteger a los trabajadores de los riesgos de acoso laboral, sexual y violencia en el trabajo. Aunque es una legislación específica de Chile, la Ley Karin se presenta como un ejemplo significativo que otros países de América Latina y el Caribe podrían considerar implementar para enfrentar desafíos similares en sus sistemas educativos.
En este contexto, el reciente estudio sobre el Burnout docente realizado en la comuna de Coyhaique (Chile) por la Universidad de Aysén y el Colegio de Profesores de Coyhaique, se presenta como una pieza clave para entender las presiones que enfrentan los educadores en su día a día. Este estudio no solo pone en evidencia la magnitud del agotamiento emocional y físico que afecta a los profesores chilenos de esta importante ciudad de la patagonia chilena, sino que también subraya la urgencia de aplicar la Ley Karin de manera efectiva y adaptada a las realidades de cada institución educativa.
El bienestar docente es un factor crucial para el éxito de cualquier sistema educativo. Si los educadores no cuentan con un entorno laboral seguro y respetuoso, difícilmente podrán desempeñar su labor con la calidad y el compromiso que nuestros estudiantes merecen. La Ley Karin, entonces, no es solo una herramienta legal en Chile; es un vehículo para transformar las condiciones laborales en las escuelas y liceos, y podría servir como un modelo a seguir en otras naciones de la región.
La Ley Karin nace con el propósito de proteger a los trabajadores de todos los sectores en Chile, asegurando que puedan desempeñar sus funciones sin temor al acoso o la violencia. En el ámbito educativo, esta ley se enfrenta a la complejidad de coordinarse con el Estatuto Docente y las normas de convivencia escolar que ya están en vigor. Este desafío, aunque específico del contexto chileno, no es menor y podría inspirar a otros países de América Latina y el Caribe a considerar la creación o fortalecimiento de sus propias normativas para proteger a sus docentes y crear un ambiente seguro para la enseñanza.
Para que la Ley Karin cumpla su propósito en el sector educativo chileno, es imperativo desarrollar protocolos específicos que aborden las particularidades de este entorno. Estos protocolos deben ser claros, accesibles y estar plenamente integrados con las normas de convivencia escolar, garantizando que tanto los docentes como los estudiantes sepan cómo proceder ante situaciones de acoso o violencia. Además, la implementación de la ley debe ir acompañada de un proceso de capacitación continua para todo el personal educativo, de manera que estén informados y preparados para actuar adecuadamente.
El estudio sobre el Burnout docente realizado en Coyhaique (Chile) arroja luz sobre una problemática que, aunque reconocida, a menudo es subestimada. Los resultados del estudio muestran un panorama preocupante: un número significativo de docentes en la región experimenta altos niveles de agotamiento emocional, despersonalización y una sensación de falta de realización personal en su trabajo. Estos síntomas, que son característicos del Burnout, no solo afectan la salud mental y física de los educadores, sino que también impactan negativamente en la calidad de la enseñanza. Esta situación no es exclusiva de Chile y se replica en muchas partes de América Latina y el Caribe, donde los docentes enfrentan desafíos similares.
PROFESORA DE INGLÉS, KATHERINE YOMA VALDIVIA, QUIEN EJERCÍA EN LA ESCUELA D-68 JOSÉ PAPIC RADNIC DE ANTOFAGASTA
El Burnout no es un fenómeno aislado; es el resultado de una combinación de factores, incluyendo la sobrecarga laboral, la falta de apoyo institucional y, en muchos casos, la exposición a situaciones de acoso y violencia en el trabajo. En este sentido, la Ley Karin se presenta como una herramienta indispensable en Chile para mitigar algunos de estos factores, y podría ser un ejemplo a seguir por otros países de la región que buscan mejorar las condiciones laborales de sus docentes.
Para que la Ley Karin tenga un impacto real en las escuelas y liceos de Chile, y sirva como ejemplo para América Latina y el Caribe, es necesario adoptar un enfoque estratégico en su implementación. Esto incluye, en primer lugar, la capacitación continua de todo el personal educativo, con un enfoque en la sensibilización sobre los riesgos psicosociales y las mejores prácticas para prevenir y manejar situaciones de acoso y violencia.
Otra estrategia clave es el desarrollo y aplicación de protocolos específicos y claros, que deben ser conocidos por toda la comunidad educativa. Estos protocolos no solo deben abordar la denuncia y resolución de casos, sino también la prevención y el apoyo a las víctimas. La colaboración entre las instituciones educativas, los sostenedores y las entidades gubernamentales es fundamental para asegurar una implementación coherente y efectiva de la ley en Chile y, potencialmente, en otros países que deseen replicar este enfoque.
La implementación exitosa de la Ley Karin no puede depender únicamente de la dirección de las instituciones o de las autoridades gubernamentales; requiere la participación activa de toda la comunidad escolar. Esto incluye a docentes, estudiantes, padres y personal administrativo, quienes deben ser parte del proceso de creación y revisión de los protocolos, asegurando que estos reflejen las necesidades y realidades de cada institución.
La implementación de la Ley Karin en nuestras escuelas y liceos es más que una tarea administrativa en Chile; es una oportunidad para redefinir los valores que guían nuestras instituciones educativas. Es un llamado a toda la comunidad educativa para asumir la responsabilidad de construir un entorno seguro, justo y respetuoso para todos. Este esfuerzo podría inspirar a otras naciones de América Latina y el Caribe a adoptar medidas similares para proteger a sus educadores y estudiantes.
Los resultados del estudio sobre el Burnout docente en Coyhaique nos recuerdan la urgencia de actuar. Nuestros docentes son la columna vertebral del sistema educativo, y su bienestar debe ser una prioridad. Si no protegemos a quienes están en la primera línea de la educación, estamos poniendo en riesgo no solo su salud, sino también el futuro de nuestros estudiantes en toda la región.
Yinnia Uribe y Christopher Aliaga, estudiantes de la carrera Psicología de la Universidad de Aysén, bajo la supervisión del académico PS. Miguel Ángel Rojas. El presidente del Colegio de Profesores de Coyhaique, Harlan Rivas junto a su Directiva.
Para conocer el estudio escribir al correo: miguel.rojas@docentes.uaysen.cl