Hoy, por la mañana, mientras esperaba una torta que encargué a doña Bertha, pude ver el periódico, para pasar el rato, me dirigí a la página de la nota “roja” y entonces recordé la tarde del día anterior:
Era la segunda canción que interpretábamos a un grupo de animadas mujeres, que entre guacos y cantos, habían pedido “cielo rojo”, y presisamente cuando yo hacía el falsete, sentí que alguien me tocaba en el hombro:
-Amigo, Amigo.
Me dijo, entonces volteé y pude ver a un hombre que me decía:
-. Quiero que me toque una canción.
Asentí con la cabeza, pues como yo estaba cantando no podía hablar.
Cuando estaba interpretando la tercera canción a las mujeres que ya habían pagado cinco por adelantado, de nuevo sentí que alguien me tocaba en el hombro izquierdo, y de nuevo era aquel hombre, que me decía:
Amigo, amigo, ¿Me puede tocar una canción? Amigo, amigo, ¿me puede tocar una canción?
Entonces yo aprovechando que el que cantaba era mi compañero, le dije al hombre: sí, como no, amigo, nadamás permítame que le cante a las muchachas las canciones que ya me pagaron; él regresó a sentarse a su lugar, y nosotros seguimos cantando hasta completar las cinco canciones ya pagadas.Cuando concluimos, nos dirijimos al hombre que quería la canción: ¿cuál va a ser amigo?
-.El “triste”.
Me dijo extendiento un billete.
-.Le pago, porque terminando me voy.
Así que interpreté la canción solicitada, pero al él me dijo:.-Amigo, ¿me puede tocar otra canción?
-claro que sí, ¿Cuál va a ser?
.-El “triste, y le pago porque en cuanto termine, me voy.
-Esto volvió a ocurrir por tercera vez, solicitando “el triste” y efectivamente, en cuanto terminamos de cantar, el cliente se fue .Hoy al ver la nota “roja” en el periódico de mayor sirculación en este Munisipio, pude reconocerlo, aunque no salía completamente su rostro, bien recuerdo la ropa que llebava, “hombre se suicida en el interior de su casa, denuncian vecinos”.
Colima col. 28 de agosto de 2024.
María Victoria Maldonado Godínez
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