PABLO BARATINI DESDE VALPARAÍSO CHILE
Estela miró el suéter tejido que ya casi terminaba, pero lo revisó de un lado y de otro, fue entonces que se dio cuenta de varios errores.
1.- Que, en la parte de la espalda, se equivocó en tres vueltas, así que la puntada cambiaba totalmente en esa parte.
2.- En la parte delantera, no se había dado cuenta que se fueron tres puntos, por lo que había tres grandes espacios destejidos a lo largo de la prenda.
3 En cuanto a las mangas, el resorte de una era más chico que el otro.
Con gran disgusto, lo miró en repetidas ocasiones y después de varias veces, se decidió. No lo dejaría así, debido a que con tantos errores no le serviría a nadie, por lo que no podría venderlo.
Resuelta, tomó las tijeras y cortó la parte donde había remachado el tejido, de tal manera que empezó a descocer cuidadosamente, luego tomó cada una de las piezas y con mucha paciencia las destejió hasta donde ya era posible reparar el daño.
Luego de algunos días de trabajo, el suéter quedó perfecto, entonces lo revisó en detenidamente y se convenció de que ahora si había hecho un buen trabajo, en cuanto a la pérdida del material, en realidad no había sido nada considerable, tal vez lo que había perdido, por así decir, fue el tiempo en destejer y volver a tejer, lo cual no le hubiera ocurrido si desde un inicio hubiera puesto mayor cuidado, pero de cualquier forma, ya estaba terminado, listo para vender.
En el caso del suéter nos deja la enseñanza de que hay veces que podemos subsanar o corregir nuestros actos, y eso podríamos aplicar en la vida, cuántas veces hemos escuchado que algunas personas digan: ya para que rectificar en nuestra vida, si ya no tiene remedio, si después de tanto tiempo ya no tiene sentido empezar de nuevo.
Es así que como a lo contrario del caso del suéter prefieren ya no enmendar nada, y mejor vivir la vida sin ninguna esperanza de cambiar para bien, sin pensar que un minuto de vida es vida.
María Victoria Maldonado Godínez.
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