DESDE REPÚBLICA DOMINICANA Y PUERTO RICO, ORDENAN 'SACAR' MILLONES DE COLONES PARA DEPOSITARLOS A CUENTAS PARTICULARES DE LA CÚPULA DE CREA COSTA RICA. DINERO QUE GANAN LOS MUCHACHOS TRABAJANDO SIN PAGA, MIENTRAS LAS INSTALACIONES DE ESTOS HOGARES SE CAEN A PEDAZOS.
SAN JOSÉ COSTA RICA.- En el corazón de Hogares CREA Costa Rica, donde las promesas de salvar vidas y dar segundas oportunidades se escuchan constantemente, la realidad es mucho más sombría. Este escenario no es uno de felicidad ni de altruismo, sino un ambiente donde las sombras de la explotación laboral y abuso infantil han asechado durante décadas, disfrazadas bajo la fachada de buenas intenciones.
Imaginemos un grupo de residentes, algunos recién llegados, otros que han estado allí durante meses y años intermitentemente, convencidos de que su labor tiene un propósito noble. En sus rostros se refleja el cansancio, no sólo físico, sino emocional. La ideología que se les vende es clara: "Con Cristo y en CREA se puede". Y aunque las promesas son abundantes, la realidad es que la vida de estos adictos está marcada por la sobreexplotación y la manipulación. (Adicto: Esclavo por deudas) era el deudor insolvente quien era atribuido a su acreedor, mediante la asignación del juez, algo típico del derecho romano arcaico).
EN ESTE ESTADO ESTÁN LOS HOGARES CREA DE COSTA RICA, MIENTRAS QUE MILES DE MILLONES DE COLONES SE LOS HAN JUGADO EN CASINOS Y DESFILFARRADO POR QUIENES MANEJARON EL PROGRAMA.
Los responsables, personas que en su mayoría nunca se han enfrentado a las condiciones que sus adictos viven, dirigen la organización con una visión rígida y utilitarista. Se justifica el trabajo interminable en condiciones precarias bajo el argumento de que la causa lo vale. Sin embargo, en las largas horas que pasan dentro de los centros, hay una clara desconexión entre los ideales predicados y la realidad tangible de quienes se esfuerzan sin descanso, recibiendo a cambio sólo una fracción de lo que realmente deberían recibir, en este caso comida y dónde recostarse para recobrar fuerzas.
BOLSAS LLENAS DE DINERO INGRESAN TODOS LOS DÍAS A LAS ARCAS DE HOGARES CREA, ASÍ HA OCURRIDO DURANTE MÁS DE 40 AÑOS.
ETERNO PRODUCIR
La explotación en Hogares CREA no sólo es económica, sino también emocional y física. Los trabajadores son llamados a dar todo de sí mismos, y aun cuando sus cuerpos y mentes piden un descanso, la presión para continuar es incesante. Las jornadas laborales se extienden más allá de lo razonable, sin espacio para recibir el justo Tratamiento postulado por el fundador de Hogares CREA en Puerto Rico, Juan José García Ríos ´Chejuan´.
PRONTO EXPLICAREMOS, CÓMO FUERON VENDIDOS, UNO A UNO, LOS 19 HOGARES CREA QUE RECIBÍAN A LOS ADICTOS EN ESTE PAÍS CENTROAMERICANO.
ATRAPADOS EN CREA
A lo largo del tiempo, los rostros que una vez estaban llenos de esperanza, se transforman en máscaras de agotamiento y desesperación. En Hogares CREA muchos se sienten atrapados en un ciclo en el que no pueden escapar, pues la estructura de la organización, que se presenta como una salvadora, termina por atraparlos en su propia red.
En algunos de estos casos, la explotación se vuelve aún más insidiosa. Las condiciones de trabajo se justifican con la narrativa de que "el fin justifica los medios". Sin embargo, la ausencia de recursos, la falta de personal capacitado y la constante presión de cumplir metas, se convierte en una fórmula perfecta para el desgaste y la deshumanización. Las personas son tratadas como engranajes en una maquinaria para generar dinero que, lejos de sanar, agrava las heridas.
Detrás de este sistema, también se esconde el abuso de poder. Los altos mandos, aquellos que nunca se muestran en la primera línea de fuego, controlan los recursos y toman decisiones que afectan directamente a las personas que están en los Hogares. De esta manera, la estructura interna se convierte en una pirámide invertida, donde quienes menos tienen son los que más sacrifican.
RECIENTEMENTE UN RESIDENTE DE HOGARES CREA, SUFRIÓ EL ATAQUE DE UN PERRO, CREA NO TIENE PÓLIZAS NI SEGUROS AL DÍA PARA QUIENES RECIBEN A SUS HOGARES,.
SIN SEGUIMIENTO
En algunos casos, las falsas promesas de mejores condiciones o el pago justo a su arduo trabajo en empresas del país, se desvanecen rápidamente. El adicto y las adictas, quienes confían en un cambio para sus vidas, se encuentran atados a la idea de que su esfuerzo será recompensado en algún momento, sólo para descubrir que no hay futuro para ellos en esa estructura, pues maliciosamente ‘los jefes’ de la organización han mutilado el Programa CREA, a fin de que sus ‘reducados’ duren pocos días en la calle, tras haberse entregado a trabajar sin paga a cambio de un plato de arroz y frijoles nada más, y recaerse en el consumo tras recibir el engañoso Tratamiento con apenas ‘tres patas de la meza’ para sostenerse en pie.
Por otro lado, las relaciones laborales se deterioran. Las críticas a la gestión de la organización se convierten en un tema tabú, pues se asume que todo aquel que cuestione la autoridad está en contra de la causa. Esto crea un ambiente de desconfianza y miedo, donde la capacidad crítica de los residentes y colaboradores es reprimida en nombre de un supuesto bien mayor.
LA IDEA PRIMORDIAL DE ESTA PRIMERA ENTREGA INFORMATIVA, BUSCA QUE LAS AUTORIDADES DE SALUD, JUNTA DE PROTECCIÓN SOCIAL Y MINISTERIO DE HACIENDA, REALICEN SU PROPIA INVESTIGACIÓN A FIN DE QUE ESTA ORGANIZACIÓN SEA DEPURADA, SIN AGRAVIO PARA LOS RESIDENTES QUIENES AL FINAL DEL DÍA, SON LAS VÍCTIMAS Y EXPLOTADOS.
CHANTAJE EMOCIONAL
El sufrimiento no se limita sólo al aspecto económico o físico. La manipulación emocional se da a través de la constante comunicación de que el trabajo que se realiza es "un acto de amor y sacrificio". Esto se usa como un arma emocional para manipular los sentimientos de los residentes, autoridades y familias involucradas, quienes sienten que deben seguir adelante a pesar de las condiciones que los desangran. Hogares CREA, en su aparente misión de salvar vidas, termina siendo un campo de batalla para la autoestima de los residentes, quienes se sienten culpables si no pueden seguir el ritmo.
Este escenario, aunque sombrío, revela una verdad universal: la explotación laboral no siempre se da en lugares visiblemente oscuros, sino que puede disfrazarse de buenas intenciones. Las personas, al querer hacer el bien, pueden ser atrapadas en un sistema que, aunque parece tener un objetivo altruista, termina siendo destructivo para quienes están en la base de la pirámide.
Es importante cuestionar cómo las organizaciones que pretenden salvar a otros pueden, en algunos casos, terminar dañando a quienes están a su cargo. La humanidad no sólo debe ser mostrada hacia los beneficiarios del trabajo, sino también hacia aquellos que, en nombre de esa misma humanidad, se sacrifican día a día sin recibir el reconocimiento ni el trato que merecen.
INFILTRACIÓN
En la fachada de Hogares CREA, todo parecía en orden. Los residentes, vestidos con sus camisetas amarillas con el logotipo de la organización bordado en azul en el pecho y espalda, se movían con rapidez entre las diferentes áreas, siempre con una sonrisa forzada y una actitud de sacrificio. La imagen era la misma para todos: comprometidos con una causa mayor, trabajando con esmero por los demás. Sin embargo, lo que no veían aquellos que se acercaban a la organización desde fuera, era lo que realmente ocurría en el interior, en las oficinas administrativas.
Durante años, Hogares CREA Costa Rica había sido vista como un faro de esperanza para aquellos que más lo necesitaban, ofreciendo atención médica, refugio y rehabilitación a los más vulnerables. La misión era clara: salvar vidas y mejorar el bienestar de quienes se encontraban atrapados en situaciones desesperadas. Sin embargo, bajo esta capa de altruismo, ha existido una red de manipulación, explotación laboral y abuso de poder que se tejía en las sombras.
Un tristemente célebre primer reducado de CREA, fue el encargado de montar la estructura de fraude y saqueos, una vez que aprendió de quien trajo el Programa al país el martes 31 de enero de 1984, siguiendo a su paso, nefastos directores del Programa, quienes hoy, tristemente célebres, se ocultan en las sombras de la impunidad, pues CREA como institución nunca los ha demandado pese al gran daño que han causado a nuestra sociedad, y no todos los cleptómanos ni ludópatas de CREA han sido costarricenses, también se han afincado puertorriqueños y de otras nacionalidades en el seno de Hogares CREA Costa Rica.
La camiseta amarilla que portan los y las residentes, se convirtió en un símbolo de algo mucho más oscuro de lo que se imaginaba: una señal de la jerarquía de una organización que los oprimía, no sólo físicamente sino también emocionalmente. Mientras que para los ojos externos la camiseta representaba trabajo, compromiso y unidad, para los que la usaban era un recordatorio diario de su cautiverio invisible, del sacrificio interminable que se esperaba de ellos sin retribución adecuada.
Pero lo que nadie sabía, era que un periodista, Roberto González Short, estaba comenzando a indagar más allá de lo que el público podía ver. Roberto, conocido por su capacidad de desentrañar las historias ocultas tras las fachadas más pulidas, había recibido rumores sobre las condiciones en la organización. Había escuchado de boca de ex residentes y directivos de CREA, que algo no estaba bien. Algunos mencionaban las largas jornadas laborales sin descanso, otros hablaban de presiones para realizar tareas que no eran parte de su rol original, y unos pocos incluso mencionaban casos de abuso emocional, abuso infantil, explotación y maltrato.
Decidió entrar en la organización bajo un pseudónimo y, aprovechando su aguda observación y su habilidad para mezclarse con las personas, se infiltró en la rutina diaria de los creanos. Desde su primer día, se percató de algo raro. Las oficinas que se suponían dedicadas a la planificación de actividades de ayuda estaban vacías, los pasillos se veían vacíos y la atención parecía siempre dirigida hacia "la fachada", el salón donde los donantes y visitantes se mostraban satisfechos con lo que veían. Sin embargo, detrás de las puertas cerradas, algo no cuadraba.
González Short empezó a hacer preguntas discretas, pero sin llamar demasiado la atención. Nadie estaba dispuesto a hablar abiertamente, y las respuestas eran evasivas o condescendientes. Los residentes, todos vestidos con esas simbólicas camisetas amarillas, no parecían molestos por el trabajo excesivo; sin embargo, sus gestos, sus palabras y las horas extras que pasaban sin recibir paga lo decían todo.
A medida que avanzaba en su investigación, Roberto comenzó a descubrir los detalles más oscuros de la organización. Se enteró de cómo las órdenes de trabajo se imponían con poca consideración hacia la salud y el bienestar de los residentes. A menudo se les decía que "echen palante que se puede, y los reducaremos pronto", y las horas extras se daban por descontadas, sin remuneración. Las jornadas de trabajo no sólo eran largas, sino que la administración nunca vieron por completo las necesidades físicas de los empleados.
REPORTE: Techos podridos, paredes de papel, inodoros en mal estado, tanques sépticos llenos, cables eléctricos a la interperie. Sin supervisión a quienes manejan los dineros.
Mientras tanto, la directora de la organización, una mujer de fachada encantadora, fue uno de los principales puntos de atención para Roberto. Su nombreno será revelado de momento, había creado una imagen impecable de sí misma: una mujer fuerte, decidida, apasionada por la causa. Sin embargo, a medida que Roberto se adentraba más en los entresijos de la Hogares CREA, descubría detalles perturbadores sobre su gestión. 'La Patrona', bajo su aparente carisma, parecía ser la mente maestra detrás de la manipulación de los trabajadores. Utilizaba su influencia para desviar fondos destinados a los trabajadores y, en ocasiones, desviaba recursos de la organización hacia cuentas personales de éstos, y otros destinos.
Roberto también descubrió que la dirección de la organización mantenía un vínculo con un grupo secreto en el que se encontraba un personaje clave: un líder de alto perfil conocido en ciertos círculos como "Segundo Día", cuya influencia sobre la organización es absoluta. En sus reuniones, celebradas en privado, se hablaba de cifras, de ganancias y de la "optimización de recursos", pero nunca de las condiciones humanas de los residentes.
Al descubrir esto, Roberto vio un vínculo claro entre la explotación de los muchachos, el encubrimiento de las malas prácticas, y las altas esferas de poder que manipulaban la organización para obtener beneficios económicos personales de unos pocos. Decidió dar el siguiente paso y acceder a la documentación confidencial de la organización. A través de un elaborado plan, logró obtener los archivos que confirmaban sus peores sospechas: la organización, lejos de ser un refugio para los más vulnerables, era un centro de explotación en el que la imagen de caridad sólo servía para enmascarar la corrupción interna y la falta de ética en el trato hacia los empleados.
Con pruebas en mano, González finalmente comenzó a exponer la verdad. Las camisetas amarillas que antes simbolizaban la unidad y el sacrificio, comenzaron a ser vistas con escepticismo, como un recordatorio de las mentiras que se habían tejido alrededor de una causa que, en última instancia, había sido manipulada para servir a los intereses de unos pocos, a costa del bienestar de muchos.
Este enfoque busca construir una historia de intriga que aborda la explotación laboral dentro de una organización que se presenta como humanitaria, pero que en realidad está siendo utilizada para fines más oscuros. Además, el uso del color de las camisetas como símbolo de la fachada y de la manipulación de los residentes, agrega un toque visual y simbólico a esta trama.
Próximamente daremos a conocer los nombres, roles y cargos, de quienes dirigen ese negociazo de las fundaciones e instituciones que atieneden a los adictos e indigentes en Costa Rica, y también revelaremos los nombres de las empresas involucradas en estas prácticas laborales y explotación humana, y también una ONG adicional.