El presidente de la República Daniel Noboa, hace poco planteó la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución vigente, según sus declaraciones, la pretensión es de incorporar artículos que, con toda seguridad, beneficien a los sectores económicos y políticos que representa. El problema de fondo constituye la intencionalidad de Noboa y su grupo económico y político, pues, con toda seguridad, el mandatario quiere establecer en la nueva Constitución formas para facilitar el extractivismo minero y petrolero, en perjuicio de los pueblos y culturas orientales; pretenden eliminar los derechos de la naturaleza, impulsar la flexibilización laboral, así como judicializar la protesta popular, entre otras disposiciones legales que serían introducidas en el pretendido nuevo texto constitucional.
Los hechos aquí denunciados deben estar en la conciencia de la ciudadanía y los pueblos del Ecuador, en la perspectiva de impedir que Daniel Noboa y sus amigos se salgan con las suyas, pues, para el efecto busca designar asambleístas constituyentes a dedo, entre sus amigos y funcionarios, al puro estilo de un dictadorzuelo, que pretende configurar una Asamblea Constituyente con asambleístas que respondan a los intereses económicos y políticos del grupo y sectores a los que representa, esto es, la burguesía criolla y al imperialismo estadounidense. Junto al pueblo, vamos a impedir que las intenciones del gobernante se cristalicen.
El tema de los plenos poderes, pretensión de Noboa, no es necesaria, pues ya está en la Constitución vigente, lo que implica que los argumentos de Daniel Noboa en torno a cómo debería configurarse la pretendida Asamblea Constituyente, se caen por su propio peso, saliendo a la luz, las verdaderas intenciones del gobernante de turno. La Constitución vigente, no fue dádiva de ningún mandatario de turno, fue el resultado de la lucha y exigencia de varios sectores organizados del país, que consiguieron se la expida en el año 2008, en Montecristi.
Incluso formaron parte del órgano constituyente de entonces, habiendo logrado insertar en aquel cuerpo legislativo, derechos para los trabajadores y el pueblo en general, tales como: derechos del buen vivir, sobre el agua y alimentación, ambiente sano, comunicación e información, cultura y ciencia, educación, hábitat y vivienda, salud, trabajo y seguridad social, derechos de las personas y grupos de atención prioritaria. Los nuevos tiempos precisan reformas a la Constitución, las mismas serán el producto de la lucha y exigencia del pueblo organizado.